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Aprendí a volar.

    Cuando empecé a creer en mí misma y a ignorar a quién pensó que siempre me quedaría atrapada en mi crisálida»

    No fue nada fácil. De hecho fue una tortura. Pero un día desplegué mis alas y no permití que nadie ni nada interrumpiese mi vuelo.

    Quererse a uno mismo es la primera tarea para respetarse, valorarse y empezar a creer en ese potencial que tienes dentro escondido. Tú también lo tienes. Ahí en algún lugar. No permitas que nada te corte las alas.

    Puedes hacerlo. Echa la mirada al pasado y observa, todo el tiempo que has perdido y todo lo que has invertido en sufrir. Ahora dale un giro. Piensa en todo ese tiempo perdido y acéptalo como un aprendizaje. Y recuerda todo el sufrimiento como la fortaleza que te has ido forjando en ti. Eres valiente, sin darte cuenta, lo estás superando sin darte cuenta. Estás luchando. Sonríe.

    Despliega tus alas. Estás aprendiendo. Y lo lograrás.

    Alexandra Alonso Pérez

    Vuela Raso